martes, 22 de enero de 2013

Prisas


-¿Y qué se supone que le tengo que contar, señorita Catherine?
-Robert, no es la primera vez que te pido que me llames Cathy... y lo que me tienes que contar es tu vida.
-¿Mi vida? Está bien, intentaré hacer un breve resumen.
-No quiero resúmenes, tenemos todo el tiempo del mundo. ¿Por qué darnos prisa?
-Catherine... perdón, Cathy. Tengo 34 años, creo conveniente resumir esos años en unas cuantas palabras.
-De acuerdo. ¿Qué palabras serían?
-Trabajo, puntualidad, agobio...
-No quiero interrumpirte, Robert, pero creo que no estas resumiendo tu vida, creo que te estás caracterizando. ¿No te parece?
-Mi vida gira en torno al trabajo, lo que genera el agobio. Siempre he sido puntual, es algo que mi madre me ha inculcado desde pequeño, ahora mismo aunque quisiera tardar en llegar a algún lado, seguiría llegando el primero, no se como pasa.
-Mira, lo vamos a hacer más fácil. Cuéntame solo lo que pasó en el último día.
-¿Cómo que último día? Sigo vivo, no creo que haya muerto todavía.
-No te burles de mi, sabes a lo que me refiero. Tu último día, antes de llegar a la Fundación El Purgatorio.
-Entendido... pues si no le importa voy a empezar ya.
-Adelante, no perdamos más tiempo señor Roadrunner.
-Recuerdo que era miércoles. Esa mañana me desperté algo estresado, cosa que es bastante habitual en mí, me acuesto estresado con el deseo de levantarme algo más tranquilo, pero nunca ocurre... Como es normal he ido a trabajar, me desperté a las 6:00 y a las 6:15 ya estaba preparado para marcharme. Me había comprado una moto ya que así iba a llegar más rápido a la oficina. Trabajo, bueno trabajaba, en una empresa que se encarga de organizar transportes de mercancía en todo el continente europeo. Yo era el encargado de llamar a todos los sitios y vigilar que los pedidos lleguen a tiempo. Eso es, mi vida gira en torno al tiempo. Estoy siempre corriendo de aquí para allá... pero eso, de algún modo que no comprendo, me gusta.
-Eso era antes, ahora estás más tranquilo.
-Vale, entonces creo que debería decir que mi vida giraba en torno al tiempo.
-No, creo que todavía te falta algo para alejarte de esa sensación. Ya sabes lo que dicen, dale tiempo al tiempo. Vas bien encaminado.
-Eso espero. En fin, llegué al trabajo y como todos los días, desde el lunes hasta el sábado por la tarde, me senté en mi silla de la oficina y llamé a todos los rincones de Europa, asegurándome de que la regla número uno de nuestra empresa se estaba respetando: llegar a tiempo. A veces creo que me implicaba demasiado en ese trabajo, si por algún motivo tardaba un pedido era capaz de ir a entregarlo yo el próximo mes. No es que me pasara todo el día sentado, también me encargaba de otras cosas aunque estas no fuesen tarea mía. No me gusta que la gente encargada de traer la comida a las oficinas tarde, no me gusta comer mi comida fría o recalentada, así que prefiero ir a comprarla yo. Soy rápido, es una cosa de la que estoy orgulloso, aunque no sé por qué a la gente no le gusta, supongo que en sus ojos me acerco más a una persona estresada y preocupada de que todo se haga de la manera correcta y en el menor período de tiempo posible. Muchos me dicen que debería tomarme una pausa, ir a un lugar exótico y relajarme, dejar de trabajar por unos días.
-Ahora mismo a mi me pareces una persona bastante tranquila, relajada. ¿No crees? Lo de que la gente te considere una persona estresada creo que pertenece al pasado. Aquí nadie te dirá nada que tenga que ver con el tiempo. Bueno, a lo mejor yo, pero te prometo que seré la única.
-Me gusta hablar contigo, me relaja. No se como lo consigues.
-Es parte de mi trabajo, hacer que te sientas cómodo. ¿Sabes? Nunca me has contado nada relacionado con tu familia, siempre cuentas cosas sobre tu trabajo. No puede ser que tu trabajo lo ocupe todo. ¿Tienes hijos?
-¿Hijos? Primero necesitaría una esposa. Creo que me pasaba demasiado tiempo en el trabajo, nunca salía para conocer personas. Tenía un solo amigo. Se mudó a Francia, su novia era francesa. Eran la pareja perfecta, a veces me daban envidia. No es que yo quisiera estar solo, pero todavía no había conocido a la persona adecuada. Llevo años deseando formar mi familia, quiero hijos 3 o 4.
-Lo entiendo. ¿Qué hacías en tu tiempo libre?
-¿Tiempo libre? No me hagas reír. Un hombre que se implica demasiado en su trabajo, que es una persona responsable y además está soltero... no creo que tenga demasiado tiempo libre. Salía del trabajo a las 20:00h, llegaba a casa y hacía las tareas del hogar. Nunca se me ha dado bien ser ordenado pero desde que llegué a la ciudad me esforcé por hacerlo todo bien y a tiempo, ya sabes, para que luego no se me acumulen. Supongo que mi tiempo libre eran los minutos que me sentaba en frente de la televisión esperando que me duerma.
-Si no recuerdo mal dijiste que trabajabas de lunes a sábado, los domingos se consideran tiempo libre. ¿Qué hacías los domingos?
-Si no te importa me gustaría no contestar a esta pregunta.
-Yo no te voy a obligar, pero nos ayudaría muchísimo.
-Está bien. Los domingos me los pasaba en un bar, pensando. Anticipo tu pregunta... ¿En qué pensaba? Pues en mi vida, en como en tan solo unos años me alejé tanto de mi familia, en como a mis 34 años estoy soltero. Ideaba mis planes de futuro.
-Eso contrasta un poco. Siempre te das prisa, siempre intentas hacerlo todo. Sin embargo, los domingos los pasas en un bar, pensando sin hacer nada más.
-Era mi forma de relajarme. No todos los domingos eran así. A veces daba paseos por los parques, organizaba transportes, para tener menos trabajo en la oficina.
-¿Y tus padres?
-Mis padres... viven a dos horas en coche. Casi nunca nos visitamos.
-¿Por qué?
-Viven en un pueblo, pero no el típico pueblo. Mejor dicho viven en una granja. A mi no me gusta la granja y a ellos no les gusta la ciudad.
-¿Cuánto tiempo llevas sin verles?
-Unos 4 años. Desde que se mudaron a la granja. Antes vivían en un pueblo normal, ahora prefieren estar apartados del mundo, en un campo.
-¿No los echas de menos?
-A veces si, pero recuerdo los días que me castigaban. Me encerraban en mi cuarto sin poder hacer nada. Pasaban horas y horas sin que me hablasen. Entiendo que hiciera cosas malas pero esos castigos no me parecían justos. Mis padres me tuvieron a una edad algo avanzada. Mi madre tenía 42 años y mi padre 48. Ya no tenían la energía necesaria para correr detrás de un niño. Pero bueno, seguimos hablando por teléfono y esas cosas...
-De acuerdo, cambiamos de tema. Ayer me dijiste que te fuiste de casa a los 18. Llevas 16 años trabajando en la misma empresa. ¿No te aburre?
-Los primeros 2 años eran aburridos, luego por alguna razón empezó a gustarme. No es el típico trabajo del que te puedas enamorar, pero me gusta.
-Será porque ganas bien.
-No me quejo, en los 16 años de trabajo he conseguido ahorrar una pequeña fortuna.
-¿En qué piensas gastar ese dinero?
-Me abriré mi propio negocio.
-¿Qué tipo de negocio?
-Nada fuera de lo común, una cafetería o un restaurante. Eso sí, tendrá servicio express. Todo se moverá rápido.
-Es decir, ese trabajo también girará en torno al tiempo. Ya veo...
-Me gusta que las cosas vayan rápido.
-No te juzgo por ello, pero es mejor que las cosas vayan a su tiempo. Ni muy lentas ni muy rápidas. Para que algo salga bien hace falta tiempo, el que se necesite. La vida no es tan corta, te dará tiempo a hacer bastantes cosas.
-Me estoy dando cuenta de que siempre estoy pensando en hacer cosas, sea lo que sea, tengo que hacer algo. Lo hago todo rápido porque tengo la impresión de que no me dará tiempo a acabarlo todo. Quiero probar un poco de todo, hacer cosas divertidas...
-Siempre te das prisa, aun así, no has conseguido hacer nada hasta ahora. No quiero desanimarte pero tienes 34 años, desde joven sueñas con hacer un poco de todo y recuperar el tiempo perdido, por llamarlo de alguna manera. ¿Cuántas cosas has probado hasta ahora?
-No he hecho nunca nada emocionante, es frustrante porque eso es lo que he deseado desde siempre. Supongo que he pasado demasiado tiempo concentrándome en conseguir tiempo para hacer lo que de verdad quiero.
-Es verdad Robert. El primer paso ya lo has dado, has concienciado la gravedad de tu problema. Te has dado cuenta de que lo que hacías para conseguir tiempo, en verdad te quitaba mucho más. ¡Alegra esa cara! Nunca es tarde para hacer lo que uno lleva años deseando.
-Supongo que tienes razón.
-Y tanto que la tengo. La terapeuta soy yo, así que mientras estemos en esta sala harás lo que yo te diga.
-Menos mal que me ha tocado una terapeuta que no sabe imponerse. Tu tono no me convence.
-No te burles de mi. Da las gracias porque intento ser tu amiga y no tu dictador.
-Entonces ya hemos acabado por hoy. ¿Cuántos días hemos pasado en esta sala?
-Que exagerado que eres, han sido solo 30 minutos. Mañana serán más.
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3 comentarios:

  1. Muy bien, Bianca! Es difícil componer un relato sólo con diálogo: sales bien parada, ya que caracterizas a los paersonajes a través de sus palabras y ése es el punto fuerte dle relato. Además, tienes un buen estilo: las frases concisas y precisas dan dinamismo y claridad al texto.
    Recuerda firmar tu relato.

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