Me desperté en un lugar cerrado, podía observar las 4 paredes que me rodeaban, miré por la diminuta ventana de la inmensa puerta de hierro que me encerraba en esa claustrofóbica habitación blanca. Repentinamente aprecié una cara que me observaba desde fuera, seguramente estaba comprobando si ya me había despertado. La mujer entró, iba con una bata blanca y me informó de lo sucedido, a mi esa mujer me sonaba de algo y no recordaba de que.
- Hola Jesús, soy tu terapeuta, me llamo Blanca, debes saber que estas en la Federación el Purgatorio, a la que también llamados T.E.N. Anoche te encontramos inconsciente en un banco, fruto del alcohol.
- Buenos días ¿Como sabes mi nombre? ¿Qué hago aquí?
- Verás Jesús, la verdad es que aquí vienen pacientes con algún tipo de problema que intentamos solucionar y por eso estas aquí. Sabemos tu nombre porque dejaste caer tu cartera al desplomarte en el banco.
- Ah, ya veo... la verdad es que os debéis de haber equivocado de persona porque yo no tengo ningún tipo de problema y de todos modos que te hace pensar que una mujer podría solucionar cualquier problema que yo tenga.
- ¿Eso es lo que crees?
- Si, eso es exactamente lo que creo.
- Bueno, esa es solo tu opinión, cada persona tenemos una opinión diferente sobre cada tema, ¿No es así?
No me interesaba lo que me estaba diciendo, no decía más que tonterías. Ignorando lo que decía le pregunte:
- ¿Usted no tiene familia?
- Sí, la tengo, tengo 3 hijos y un estupendo marido. ¿Y usted?
- Yo no, mis padres murieron, mi hermana no quiere saber nada de mí y nunca he encontrado una mujer que merezca la pena. Usted debería estar cuidando de sus hijos y asegurarse de que su marido tiene un buen plato de comida cuando llegue a casa de trabajar en lugar de estar aquí perdiendo su tiempo intentando solucionar un problema que no existe.
- La verdad es que mi marido no trabaja, las cosas van bastante mal respecto al trabajo, en mi casa es él el que se encarga de cuidar a los niños y preparar la comida mientras yo trabajo para poder tener un plato de comida sobre la mesa cada día.
- ¡Que indignante! ¿Qué tiempos son estos donde el marido se queda en casa y la mujer va a trabajar? ¡Las cosas no deberían ser así!
- ¿Y entonces, como deberían ser? ¿Qué diferencia ves en que fuera al revés?... Piensa que no habría ninguna diferencia.
- ¿NINGUNA DIFERENCIA, DICE?, ¿NINGUNA DIFERENCIA?. Una mujer no tiene la capacidad suficiente para sacar a una familia adelante, son débiles por naturaleza. ¡No sé ni cómo puede decir que no existe diferencia alguna!
- ¿A mí me ves como a una persona débil? Yo creo que nos va bastante bien así. La verdad es que hay un estudio científico que afirma que el cociente intelectual de las mujeres se ha desarrollado más que el de los hombres.
- ¡Por dios! ¡No quiero oír más desfachateces! ¡Sáqueme de aquí ya, por favor!
- Yo no puedo hacer eso, cambiemos de tema, cuénteme algo sobre usted, ¿cómo fue su infancia?
- Yo tuve una infancia muy bonita, mi padre era un hombre de principios, me llevaba de caza y a pescar con el casi todos los sábados, nunca me falto amor por parte de mi padre o de mi madre. Mi madre era una gran mujer que siempre tenía la casa limpia y la comida hecha cuando mi padre volvía de trabajar de l fabrica, a mí y a mi hermana nos tenía muy bien cuidados, la verdad es que yo era el favorito de los dos, era el que algún día se convertiría en el próximo hombre de la casa. Mi hermana tenía 5 años más que yo, salió bastante fresca, a ella no le gustaba el trabajo de casa ni la cocina, siempre andaba con libros en la mano, mi padre le decía que antes de aprender cosas tontas que aprendiera a tratar a los hombres, que aprendiera cosas de provecho para poder llegar a tener una familia y saber cuidar bien de ella, mi hermana pensaba diferente a todos nosotros, a los 17 años, cuando yo tenía solo 12, se fue chillando como una energúmena llamándonos a todos "panda de machistas corta alas" diciendo que no quería volver a vernos a ninguno jamás. Cuando cumplí los 18 años, mis padres murieron en un accidente de coche y yo ocupe el lugar de mi padre en la fábrica.
-Está bien, mañana continuaremos, ¿le parece bien?
-No, no me parece bien, he cumplido y ahora me tienes que dejar irme.
-Buenas noches Jesús.
-Veo que no hay manera de tratar contigo. Buenas noches.
Me dormí pensando en todo lo que había pasado. Confundido por todo lo que tenía a mi alrededor, esperaba que al despertarme estuviera en mi casa y que todo hubiera sido una pesadilla. ¿Esto era legal?... Yo no había dado mi consentimiento de llevarme ahí. ¿Y si me había vuelto loco sin darme ni cuenta y aquello era un manicomio? No se…
Al despertar por la mañana me di cuenta que no había sido una pesadilla. Estaba pasando de verdad. Un hombre entró a mi habitación y me dijo que me dirigiera a “la sala”. Me entro un cosquilleo en la tripa y se me ocurrieron mil y una cosas de lo que podría ser “la sala” excepto la más racional, un salón-comedor donde la gente salía como si fuera una especie de recreo. Había una barra donde servían comido estilo buffet. Cogí algo para desayunar y me senté para desayunar tranquilo. De repente se me acerco una joven:
- Hola soy Lexy, y aquel de allí es Kerim, una pregunta... ¿Tu porque estás aquí?
Yo le respondí - Hola, me llamo Jesus, Jesus Corbaccio ¿Yo?, yo estoy aqui por equivocación, yo no debería estar aquí.
Por medio de una sonrisa irónica ella me dijo – Ah, claro, como todos jaja.
Justo después de esto, Lexy se fue y se sentó al lado de aquel otro joven que dijo que se llamaba Kerim, él también parecía confundido.
Cuando acabé de desayunar volví a mi habitación y a los pocos minutos de llegar entro Blanca.
-Buenos días Jesús, ¿estás preparado para seguir la conversación?
-¿Quieres que te mienta o que te diga la verdad?
-No hace falta que digas nada. Lo sé de sobra. Ahora dime. ¿Alguna vez has tenido novia o mujer?
-La verdad es que hubo un día que estuve prometido a una bellísima mujer. Se llamaba Mónica y incluso pensamos en tener hijos, pero ella se negaba a dejar de trabajar y yo como podrás entender no iba a dejar mi trabajo para hacer la faena de la mujer.
-¿Qué pasó?
-Me abandonó.
-¿Por qué crees que te abandonó?
-Porque no era la adecuada.
-Piénsalo mejor Jesús, sé que en el fondo no piensas eso.
-Pues no sé qué es lo que crees que pienso.
-Sé que en el fondo sabes que también fue tu culpa, que los dos tendríais que haber puesto algo de vuestra parte, no todo es para la mujer ni todo para el hombre. Hay que repartir todas las faenas a partes iguales.
-Eso tiene sentido, pero yo no me he criado con eso, y ella debería de haberlo entendido.
-Ella no se crio de la misma manera que tú y tu deberías de entenderlo también.
-No manipules.
-No lo hago.
-Si lo haces, cuando intentas cambiar la forma de pensar de alguien estas manipulando.
-¿Acaso estas pensando de diferente manera?
-Un poco, y me preocupa, no me haces sentir mejor si eso es lo que intentabas.
-Eso es bueno... Oh no, en absoluto es lo que intentaba.
-¿Entonces qué intentas? No quiero seguir aquí.
-Esto es solo el comienzo Jesús. Por hoy te dejo, tendremos charlas así cada día durante una semana, ¿qué te parece?
-No me gusta, no quiero. me niego.
-No te queda otra, lo siento.
Suerte tenía aquella mujer que yo no era un hombre agresivo, porque no hacía nada más que hacerme sentir mal y cabrearme. Aunque en el fondo no sé si estaba enfadado con ella o conmigo mismo. Siguió dándome charlas y preguntándome cosas sobre mujeres durante casi toda la semana. No lograba entender a donde quería llegar, lo único que me hacía sentir mejor era pensar que solo era una semana y entonces se acababa todo eso. Aunque no estaba muy seguro si solo se acabarían las charlas y aun así me tendría que quedar allí por más tiempo o si verdaderamente iba a acabar todo y me podría largar de aquel lugar tan frío.
El último día por fin lo entendí todo.
-Hoy es el último día que me tendrás que soportar Jesús, ¿Cómo te sientes?
-Liberado, y a la vez un poco triste, me resultara raro no volver a verte después de tantos días hablando. Creo que hasta lo echare de menos.
-Eso que acabas de decir es un gran avance. Yo también te echare de menos Jesús.
Bueno, a lo que venía, hoy por fin te diré el motivo por el que estas aquí.
-La verdad que después de todos estos días ya ni me importa, ha sido solo una semana pero se me ha hecho eterna.
-Bueno, te cuento... Entrar en aquel bar en el que entraste a emborracharte para olvidarte de lo que habías acabado de hacer fue o tu mayor error o tu mayor acierto, eso será como tú lo quieras ver.
-¿Qué es lo que hice?
.-No me has dejado acabar, todo a su tiempo. Entraste en el bar y nos vistes a mí y a mi compañero de trabajo y te sentaste a nuestro lado en la barra. Sin inmutarte de que tenias a gente al lado pediste un whiskey largo y lo bebiste de un trago, después de ese pediste otro, y luego otro… Cuando ya no sabias ni dónde estabas comenzaste a contarnos a mí y a mi compañero lo indignante que te parecía que habías estado trabajando y esperando muchísimos años a que te ascendieran a gerente de la fabrica y aún así te lo agradecieron ascendiendo a otra persona, que por casualidad era mujer, que como le podían dar ese trabajo a una mujer antes que a ti. Nos estuviste diciendo barbaridades sobre las mujeres y sobre aquella mujer en concreto. Nosotros somos una federación que nos dedicamos a ayudar a gente que posee alguno de los 7 pecados capitales y de ahí viene el nombre de la federación “el purgatorio” aunque este año hemos reunido a 10 personas con diferentes defectos, lo que es gracioso porque es como solemos llamar a este lugar para acortar el nombre "T.E.N"... En principio te ignoramos, pero al salir del bar y verte desplomado en el banco, pensamos en ayudarte.
-¡Malditos! ¡Sabia que te había visto en algún lugar antes! ¡Yo no le pedí ayuda a nadie! ¡Haberme dejado en ese banco, peor castigo ha sido esto!
-Relájate Jesús, deberías de estar agradecido, has cambiado como persona. ¿Qué opinas ahora sobre esa mujer a la que dieron el trabajo?
-Lo siento. Supongo que pensé que conseguir ese ascenso era cosa fácil y me dormí en los laureles, supongo que ella se lo merecía más que yo.
-Lo ves, no opinas igual que antes, ahora te ahorraras muchos disgustos. Hemos contactado con Mónica y le hemos hablado de ti, ella nos dijo que si la aceptabas lo podríais intentar de nuevo a ver como sale ¿Qué te parece?
-¿Enserio? ¿Eso dijo? ¡Por supuesto que la acepto! ¡Pero no me quedare en casa! ¿Se lo dijisteis?... Nos podríamos repartir las tareas.
-Está bien Jesús, estás preparado para salir, acompáñame, Mónica te está esperando fuera.
No me podía crees nada de lo que estaba pasando, en el fondo tenía razón blanca, parecía que había cambiado sin darme ni cuenta y me sentía mejor conmigo mismo. Quizás ahora funcionaria la relación con Mónica y tendría una vida completa y feliz. Y que feliz sería si pudiera tener hijos.
Cuando salí y la vi en el coche me emocione más que en toda mi vida. En el camino a casa pensé en todo lo que había hablado con Blanca, pero al fin de al cabo pensé... ¿Verdaderamente es así como quiero que sean las cosas?, mis padres no eran así y les fue bien… Muchas preguntas de este tipo comenzaron a venirme a la cabeza. Ya no sabía si verdaderamente Blanca tenía razón en todo o lo único que hizo fue manipularme constantemente.
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final inesperado! me gustaaa!
ResponderEliminarMuy bien, Ashley! El final queda abierto, aporta una sombra al aparente happy end. Tu relato tiene aspectos naturalistas: es la novelización del determinismo zolesco(en este caso tanto por herencia genética como por ambiental).
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