-¿Y qué se supone que le tengo que
contar, señorita Catherine?
-Robert, no es la primera vez que te
pido que me llames Cathy... y lo que me tienes que contar es tu vida.
-¿Mi vida? Está bien, intentaré
hacer un breve resumen.
-No quiero resúmenes, tenemos todo el
tiempo del mundo. ¿Por qué darnos prisa?
-Catherine... perdón, Cathy. Tengo 34
años, creo conveniente resumir esos años en unas cuantas palabras.
-De acuerdo. ¿Qué palabras serían?
-Trabajo, puntualidad, agobio...
-No quiero interrumpirte, Robert, pero
creo que no estas resumiendo tu vida, creo que te estás
caracterizando. ¿No te parece?
-Mi vida gira en torno al trabajo, lo
que genera el agobio. Siempre he sido puntual, es algo que mi madre
me ha inculcado desde pequeño, ahora mismo aunque quisiera tardar en
llegar a algún lado, seguiría llegando el primero, no se como pasa.
-Mira, lo vamos a hacer más fácil.
Cuéntame solo lo que pasó en el último día.
-¿Cómo que último día? Sigo vivo,
no creo que haya muerto todavía.
-No te burles de mi, sabes a lo que me
refiero. Tu último día, antes de llegar a la Fundación El
Purgatorio.
-Entendido... pues si no le importa voy
a empezar ya.
-Adelante, no perdamos más tiempo
señor Roadrunner.
-Recuerdo que era miércoles. Esa
mañana me desperté algo estresado, cosa que es bastante habitual en
mí, me acuesto estresado con el deseo de levantarme algo más
tranquilo, pero nunca ocurre... Como es normal he ido a trabajar, me
desperté a las 6:00 y a las 6:15 ya estaba preparado para marcharme.
Me había comprado una moto ya que así iba a llegar más rápido a
la oficina. Trabajo, bueno trabajaba, en una empresa que se encarga
de organizar transportes de mercancía en todo el continente europeo.
Yo era el encargado de llamar a todos los sitios y vigilar que los
pedidos lleguen a tiempo. Eso es, mi vida gira en torno al tiempo.
Estoy siempre corriendo de aquí para allá... pero eso, de algún
modo que no comprendo, me gusta.
-Eso era antes, ahora estás más
tranquilo.
-Vale, entonces creo que debería decir
que mi vida giraba en torno al tiempo.
-No, creo que todavía te falta algo
para alejarte de esa sensación. Ya sabes lo que dicen, dale tiempo
al tiempo. Vas bien encaminado.
-Eso espero. En fin, llegué al trabajo
y como todos los días, desde el lunes hasta el sábado por la tarde,
me senté en mi silla de la oficina y llamé a todos los rincones de
Europa, asegurándome de que la regla número uno de nuestra empresa
se estaba respetando: llegar a tiempo. A veces creo que me implicaba
demasiado en ese trabajo, si por algún motivo tardaba un pedido era
capaz de ir a entregarlo yo el próximo mes. No es que me pasara todo
el día sentado, también me encargaba de otras cosas aunque estas no
fuesen tarea mía. No me gusta que la gente encargada de traer la
comida a las oficinas tarde, no me gusta comer mi comida fría o
recalentada, así que prefiero ir a comprarla yo. Soy rápido, es una
cosa de la que estoy orgulloso, aunque no sé por qué a la gente no
le gusta, supongo que en sus ojos me acerco más a una persona
estresada y preocupada de que todo se haga de la manera correcta y en
el menor período de tiempo posible. Muchos me dicen que debería
tomarme una pausa, ir a un lugar exótico y relajarme, dejar de
trabajar por unos días.
-Ahora mismo a mi me pareces una
persona bastante tranquila, relajada. ¿No crees? Lo de que la gente
te considere una persona estresada creo que pertenece al pasado. Aquí
nadie te dirá nada que tenga que ver con el tiempo. Bueno, a lo
mejor yo, pero te prometo que seré la única.
-Me gusta hablar contigo, me relaja. No
se como lo consigues.
-Es parte de mi trabajo, hacer que te
sientas cómodo. ¿Sabes? Nunca me has contado nada relacionado con
tu familia, siempre cuentas cosas sobre tu trabajo. No puede ser que
tu trabajo lo ocupe todo. ¿Tienes hijos?
-¿Hijos? Primero necesitaría una
esposa. Creo que me pasaba demasiado tiempo en el trabajo, nunca
salía para conocer personas. Tenía un solo amigo. Se mudó a
Francia, su novia era francesa. Eran la pareja perfecta, a veces me
daban envidia. No es que yo quisiera estar solo, pero todavía no
había conocido a la persona adecuada. Llevo años deseando formar mi
familia, quiero hijos 3 o 4.
-Lo entiendo. ¿Qué hacías en tu
tiempo libre?
-¿Tiempo libre? No me hagas reír. Un
hombre que se implica demasiado en su trabajo, que es una persona
responsable y además está soltero... no creo que tenga demasiado
tiempo libre. Salía del trabajo a las 20:00h, llegaba a casa y hacía
las tareas del hogar. Nunca se me ha dado bien ser ordenado pero
desde que llegué a la ciudad me esforcé por hacerlo todo bien y a
tiempo, ya sabes, para que luego no se me acumulen. Supongo que mi
tiempo libre eran los minutos que me sentaba en frente de la
televisión esperando que me duerma.
-Si no recuerdo mal dijiste que
trabajabas de lunes a sábado, los domingos se consideran tiempo
libre. ¿Qué hacías los domingos?
-Si no te importa me gustaría no
contestar a esta pregunta.
-Yo no te voy a obligar, pero nos
ayudaría muchísimo.
-Está bien. Los domingos me los pasaba
en un bar, pensando. Anticipo tu pregunta... ¿En qué pensaba? Pues
en mi vida, en como en tan solo unos años me alejé tanto de mi
familia, en como a mis 34 años estoy soltero. Ideaba mis planes de
futuro.
-Eso contrasta un poco. Siempre te das
prisa, siempre intentas hacerlo todo. Sin embargo, los domingos los
pasas en un bar, pensando sin hacer nada más.
-Era mi forma de relajarme. No todos
los domingos eran así. A veces daba paseos por los parques,
organizaba transportes, para tener menos trabajo en la oficina.
-¿Y tus padres?
-Mis padres... viven a dos horas en
coche. Casi nunca nos visitamos.
-¿Por qué?
-Viven en un pueblo, pero no el típico
pueblo. Mejor dicho viven en una granja. A mi no me gusta la granja y
a ellos no les gusta la ciudad.
-¿Cuánto tiempo llevas sin verles?
-Unos 4 años. Desde que se mudaron a
la granja. Antes vivían en un pueblo normal, ahora prefieren estar
apartados del mundo, en un campo.
-¿No los echas de menos?
-A veces si, pero recuerdo los días
que me castigaban. Me encerraban en mi cuarto sin poder hacer nada.
Pasaban horas y horas sin que me hablasen. Entiendo que hiciera cosas
malas pero esos castigos no me parecían justos. Mis padres me
tuvieron a una edad algo avanzada. Mi madre tenía 42 años y mi
padre 48. Ya no tenían la energía necesaria para correr detrás de
un niño. Pero bueno, seguimos hablando por teléfono y esas cosas...
-De acuerdo, cambiamos de tema. Ayer me
dijiste que te fuiste de casa a los 18. Llevas 16 años trabajando en
la misma empresa. ¿No te aburre?
-Los primeros 2 años eran aburridos,
luego por alguna razón empezó a gustarme. No es el típico trabajo
del que te puedas enamorar, pero me gusta.
-Será porque ganas bien.
-No me quejo, en los 16 años de
trabajo he conseguido ahorrar una pequeña fortuna.
-¿En qué piensas gastar ese dinero?
-Me abriré mi propio negocio.
-¿Qué tipo de negocio?
-Nada fuera de lo común, una cafetería
o un restaurante. Eso sí, tendrá servicio express. Todo se moverá
rápido.
-Es decir, ese trabajo también girará
en torno al tiempo. Ya veo...
-Me gusta que las cosas vayan rápido.
-No te juzgo por ello, pero es mejor
que las cosas vayan a su tiempo. Ni muy lentas ni muy rápidas. Para
que algo salga bien hace falta tiempo, el que se necesite. La vida no
es tan corta, te dará tiempo a hacer bastantes cosas.
-Me estoy dando cuenta de que siempre
estoy pensando en hacer cosas, sea lo que sea, tengo que hacer algo.
Lo hago todo rápido porque tengo la impresión de que no me dará
tiempo a acabarlo todo. Quiero probar un poco de todo, hacer cosas
divertidas...
-Siempre te das prisa, aun así, no has
conseguido hacer nada hasta ahora. No quiero desanimarte pero tienes
34 años, desde joven sueñas con hacer un poco de todo y recuperar
el tiempo perdido, por llamarlo de alguna manera. ¿Cuántas cosas
has probado hasta ahora?
-No he hecho nunca nada emocionante, es
frustrante porque eso es lo que he deseado desde siempre. Supongo que
he pasado demasiado tiempo concentrándome en conseguir tiempo para
hacer lo que de verdad quiero.
-Es verdad Robert. El primer paso ya lo
has dado, has concienciado la gravedad de tu problema. Te has dado
cuenta de que lo que hacías para conseguir tiempo, en verdad te
quitaba mucho más. ¡Alegra esa cara! Nunca es tarde para hacer lo
que uno lleva años deseando.
-Supongo que tienes razón.
-Y tanto que la tengo. La terapeuta soy
yo, así que mientras estemos en esta sala harás lo que yo te diga.
-Menos mal que me ha tocado una
terapeuta que no sabe imponerse. Tu tono no me convence.
-No te burles de mi. Da las gracias
porque intento ser tu amiga y no tu dictador.
-Entonces ya hemos acabado por hoy.
¿Cuántos días hemos pasado en esta sala?
-Que exagerado que eres, han sido solo
30 minutos. Mañana serán más.
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me gusta mucho como haces lo diálogos!
ResponderEliminarGracias! :D
EliminarMuy bien, Bianca! Es difícil componer un relato sólo con diálogo: sales bien parada, ya que caracterizas a los paersonajes a través de sus palabras y ése es el punto fuerte dle relato. Además, tienes un buen estilo: las frases concisas y precisas dan dinamismo y claridad al texto.
ResponderEliminarRecuerda firmar tu relato.