lunes, 21 de enero de 2013

Despilfarro


Capítulo 1

Aquí estoy mirando la televisión aunque mi mente esta en otra parte, pasando las horas hasta que mi mujer vuelva del trabajo, los niños están viendo unos dibujos animados aunque no se muy bien de que va.
Siempre pienso lo mismo, en mi trabajo y en el poco dinero que gano en el. Soy vendedor de enciclopedias me paso todas las mañana recorriendo las calles de Barcelona, llamando a casas que no me abren y se perfectamente que están ahí ya que les escucho hablar diciendo:
- Shhh no abráis es un vendedorcillo de enciclopedias.
Agacho la cabeza y sigo con mi trabajo, ese es el resumen de mi vida. Pero esto no le pasa a mi mujer, ella en su trabajo la respetan y gana mucho dinero es profesora en una Universidad de Filología Inglesa y todos sus alumnos le tienen mucho aprecio, como ejemplo hoy, que se ha ido a desayunar con ellos.
La quiero mucho y es así, pero siempre me siento muy inferior a ella cuando hablamos de cultura general o también en el tema económico, pero aparte de sentirme inferior tengo otras preocupaciones..
Una es que desde hace un mes pasamos una crisis matrimonial desde que me ha dado por coger dinero de mi mujer y mio propio del banco para gastármelo en juego y alcohol, se que esta muy mal pero es la única manera de dar virilla a mi vida de ''pringado'' pero mi mujer no lo entiende. Siempre discutimos de lo mismo, se queja del dinero que gasto y de que llego muy tarde a casa y no hay quien me levante por la mañana, eso es cierto, cuando me levanto después de venir del bar me duele extremadamente la cabeza pero tampoco creo que sea el alcohol, supongo que no estaré costumbrado a salir...
Una noche salí al bar de siempre, con la gente de siempre y me puse en la maquina traga-perras de siempre, pero aquella noche había un excepción; un hombre mayor trajeado con un maletín negro sentado en la barra me miraba fijamente y me señalo con la mano para que me sentara junto a el, y así hice.
El hombre parecía simpático.

- Hola señor, ¿quería algo? - le dije.
- ¿Como te llamas muchacho? - me pregunto
- Gaston Bankia, ¿que quiere? - volví a preguntar 
Muchacho esta de suerte tengo una ganga para usted – me dijo
- ¿Como? Explíqueme eso, me gustan las gangas – le dije ilusionado
- Veras se quieren hacer una cadena de hoteles donde se pondrán en los sitios mas céntricos de Barcelona, y donde irán millones de turistas nos haremos famosos, ¿sabes? - me dijo
- Vaya.. parece algo muy bueno, pero.. ¿que tiene que ver conmigo?
- Calma.. Ahora voy a eso.. creo que usted tiene visión de marketing y quiero que se una a nosotros, que invierta en nosotros.. eso si, la cifra es muy alta pero esa cifra se multiplicara por mil cuando los hoteles vayan en marcha, ¿que le parece? - me pregunto
- En verdad parece una buena inversión y usted parece un hombre mayor muy listo, ¿verdad? - pregunte
- No te equivocas, muchas cosas he vivido y que le puedo decir.. soy rico y me compro todo lo que quiero y seguro que usted cuando invierta en nosotros también podrá mi buen amigo- me dijo con certeza.

Yo ilusionado acepte sin pensármelo dos veces, firme como cuatro papeles, los quería leer pero el hombre no tenia tiempo ya que perdía un avión para irse a Madrid, sin mirar firme puse mi cuenta bancaria y se fue, y nunca mas lo volvería a ver.
Llegue a mi casa como cual niño con una piruleta, me senté en la silla de la cocina y pensé todo lo sucedido, pensé que no seria buena idea decírselo a mi mujer ya que ella no lo entendería, y luego pensando pensando... me di cuenta de que no pregunte ni vi el precio ese tan elevado del que me arbirtio el viejo con traje. Me empece asustar pero enseguida recordé la frase de aquel señor ''eso si la cifra es muy alta pero esa cifra se multiplicara por mil cuando los hoteles vayan en marcha'' y me calme.
Al mes siguiente me llego una carta a mi nombre del banco, en ella ponía que se me embargaba la casa y que la cuenta estaba a números rojos después de la transacción hecha el mismo día en la que me cruce con ese hombre, el mundo se me callo encima en ese momento.
¿Como le podía decir a mi mujer que la casa de toda la vida nos la iban a quitar? ¿Como le iba a decir que todos los ahorros para un futuro ya no estaban? ¿Y como le iba a decir que fui tan tonto para firmar esos papeles sin mirar y sin ni siquiera preguntar quien era ese hombre o su teléfono?
Esto era cuestión de días de que se enterara mi mujer, como ya había pensado mi mujer me presento los papeles del divorcio, y a mis hijos no los volvería a ver mas, después de todo el daño que les he causado.. no merecen ni llamarme ''Papa''.
No tenia lugar donde alojarme, mis padres vivían en un pueblo de Albacete pero allí no había trabajo para mi y tampoco quería que supieran que le ha pasado a mi vida desde aquella noche que aparecí por el bar de siempre.. Mi padre era muy violento y si se lo llego a decir que estoy sin un duro y sin familia no querría saber nada mas de mi ni como hijo y mi madre la pobre no tiene ni voz ni voto ya que mi padre enseguida la regaña nada mas hablar.
Así que después de pensarlo mucho decidí ser una vagabundo ni mas ni menos lo que me merecía, deambulaba por las calles de Barcelona, de banco en banco dormía, y pidiendo un euro en cada puerta de las tiendas, para beberme una cerveza o para entretenerme jugando a las traga-perras, tenia una vida miserable pero así me lo merecía
Como todos los días, ya cansado de tanto andar, me pare en un banco a dormir, pero aquel día fue diferente.

Capítulo 2

Me desperté por culpa de un foco deslumbrante que pegaba en a cara, me costo mucho abrir los ojos hasta que al final conseguí ver donde estaba. Me sentía algo aturdido como si me hubiera tomado mil pastillas y también con un dolor de cabeza desmesurado, como aquella vez que nos fuimos de viaje mi mujer y yo de luna de miel a México el cambio de horario me provoco una jaqueca considerable, pues aquel día me pasaba igual como si hubiera viajado a un lugar lejos de Barcelona.
Mire a mi alrededor, me encontraba en una cama como las de los hospitales pero con dos cristales opacos a cada lado de la cama, enseguida pensé que me encontraba en un hospital privado de esos que yo no conocía y nunca había estado dentro de ellos, pensé que me desmaye porque hacia días que no había comido y que alguien me hubiera llevado al hospital mas cercano. Intente levantarme pero me costaba mucho, no tenia casi fuerzas pero en realidad no tenia sueño ni hambre estaba bien, como si llevara días acostado en aquella cama y como si me hubiera comido un banquete entero.
Como había dicho aquellos cristales eran opacos y me podía ver como si se tratara de un espejo, me mire de arriba abajo y me di cuenta de que tenia puesta una bata beige que desde antes no me había fijado, también tenia la cara pálida, la verdad es que no me reconocía del todo a mi mismo.
En ese mismo momento tocaron a la puerta de mi habitación, era un hombre con una bata blanca supongo que un doctor que vendría a darme el alta a ver que estaba bien.

- Buenos días doctor- le dije
- Hola, y no soy doctor. - me dijo serio
- Bueno, perdona, residente pues – le dije
- No, ni residente ni doctor, no se equivoque señor Gaston esto no es un hospital – me dijo con cara de pocos amigos.
- ¿Como sabe mi nombre? ¿Y donde me encuentro entonces?
- No se adelante a los acontecimientos a ver si aparte de tener el vicio que tiene también tiene el vicio de las prisas- me dijo
- ¿Como? ¿Que vicio? ¿De que habla? ¿Esto que es, una cárcel? - le pregunte asustado
- Solo le diré señor Gaston lo que necesita saber, no es un hospital pero tampoco es ninguna cárcel, se encuentra en ''El Purgatorio''
- Vaya.. esto si que es una broma de mal gusto. ¿Purgatorio? Que me quieres decir, ¿que estoy en el Infierno? - le dije bromeando
Me miro serio, sin reírse ni echar una mueca tan siquiera y continuo con paciencia.
- Señor Gaston, esto es un centro llamado ''El Purgatorio'', si me sigue vera de que le hablo.
- Esta bien, veamos de que se trata todo esto.
Un poco molesto este señor me condujo por un pasillo donde habían ocho pacientes como yo, con la cara pálida y cara de asustados sin entender nada, algunos con la misma bata que la mía, otros con batas rojas y otros con batas blancas. No entendía nada de lo que veía, así que le volví a preguntar al ''doctor'' al cual todavía seguía sin ninguna dirección aparente.
- ¿Porque algunos llevan batas de distintos colores?
- Para diferenciarlos de sus vicios, lo de la bata roja son os vicios mas fuertes los que no creemos ni que se salven, los de color beige pueden mejorar, son vicios menos peligrosos aunque no dejan de ser grabes, como usted, y después lo de la bata negra que ya están casi curados y que próximamente saldrán de aquí para volver a su vida normal.
Una vez me dijo eso, me calle, todavía no entendía porque estaba allí ni porque volvía hablar de la palabra ''vicio'', el se giro por si lo había atendido y al ver que le escuchaba con atención hizo una mueca afable, que me dio mas seguridad.
Después de haber andado un pasillo largo y estrecho llegamos hasta donde ya no había salida, ni puertas ni nada alrededor.
- ¿Ya hemos llegado? - le pregunte
- Si aquí es, colóquese en esa baldosa negra grande – me mando
-¿Aquí? ¿Y ahora?- le pregunte desconcertado
-¿Te gustan las emociones fuertes? - me pregunto
- ¿Como dices? - le dije asustado

Antes de acabar la pregunta, aquella baldosa negra grande se abrió ante mis pies y caí como si cayera en un tobogán negro oscuro, sentí un cosquilleo extraño al bajar a esa rapidez por aquel tobogán hasta que llegue a una sala. De un culazo llegue allí y algo mareado me levante, era una sala grande con un espejo opaco como los de las primera sala pero este era enorme, mas que enorme, ocupaba casi toda aquella pared inmensa. Justo en medio había una silla de madera vieja cosa que no pegaba nada allí con todo aquello moderno de ''El Purgatorio'', me senté en aquella silla y de repente delante de mi se desplegó una especie de proyector enorme.
No sabia muy bien de que iba esto, cuando casi me iba a levantar una voz grabe que me resultaba familiar, me hablo.
- Hola Gaston, no te levantes sigue en esa silla, te vamos a contar que haces aquí, no te asustes, no somos malos – me dijo con una voz grabe
-Hola, ¿Quien eres? ¿Como sabéis mi nombre? ¿Que hago aquí? - le pregunte aun todavía desconcertado
-Vaya, ya me aviso mi compañero de que eres preguntón. Cálmate Gaston, yo me llamo Javier, sabemos tu nombre porque hemos seguido tu vida desde que te arruinaste por completo y estas aquí para intentar curarte de ese vicio.
-¿Me habéis espiado?, ¿y con que derecho? - grite
- Cálmate Gaston todo esto lo hacemos por tu bien créeme, aunque no me conozcas que sepas que estas aquí porque nosotros te vamos a dar otra oportunidad en tu vida.
-Bueno, lo de la otra oportunidad suena bien, aunque es muy difícil.. Y bueno ¿cual es ese vicio del cual habláis todos?, yo no tengo ninguno.
-¿Como que no?, Claro que tienes vicios como todo el mundo, pero uno en especial y es el cual te ha traído aquí – Me dijo
-Y cual es ese? - pregunte mirando a todos los lados
- El despilfarro, así has perdido a tu mujer a tus hijos a tu propia casa, gastándote el dinero en alcohol en el juego, en tonterías que no servían para nada, solamente para hacerte daño.
-Vaya.. si que me habéis espiado si. Pero si, te entiendo, no me he comportado bien con mi familia. Pero me sentía vacío por que mi trabajo no me gustaba y aparte no conseguía ganancias, solo las traía mi mujer, bueno.. mi ex-mujer – le dije entristecido
- Lo sé, se que estabas en una depresión, pero esto viene de mas lejos.. desde tu infancia. ¿Me equivoco?
La verdad es que me sentía asustado, sabían cosas esa gente que yo no había contado a nadie, ¿como saben que esto proviene de mi infancia?
-Contéstame – me dijo la voz – No tenemos mucho tiempo.
- Bien, todo comenzó en mi infancia cuando mi padre maltrataba a mi madre, cuando bebía y se gastaba el dinero en el juego y compras absurdas que no necesitábamos. No ganaba casi dinero en su trabajo pero el campo nos ayudaba a seguir con nuestra vida y con los gastos de mi padre. Un día entro por la noche a la habitación de mi hermano y mía, entro sigilosamente para que no lo escucháramos pero yo no podía dormir aquella noche así que lo vi aunque me hacia el dormido, mi padre cogió la hucha mía y de mi hermano que estuvimos ahorrando con sudor y lagrimas para una bicicleta de las mas modernas en aquella época. Yo tenia ganas de gritarle y decirle que era un estúpido alcohólico y que nos devolviera a mi y a mi hermano la hucha, pero el miedo se apodero de mi. Cuando salio escuche a mi madre como le decía que no estaba bien lo que estaba haciendo, que nos estaba conduciendo a la ruina y que eso eran ahorros de nosotros, lo siguiente que oí fue un guantazo y un portazo. Yo salí enseguida, mi madre estaba tirada en el suelo y yo le ayude a ponerse en pie, me dijo que no me preocupara y que siguiera durmiendo pero en sus ojos llorosos vi a una mujer muerta del miedo y desdichada, aquella mujer que era mi madre a cual adoraba y quería. Al ser pequeño pensé que si mi padre lo hacia era porque estaba bien, lo de pegar a mi madre por supuesto que no pero gastar dinero en cosas que el quería y le gustaba me parecía una manera buena de divertirse. Y bueno en ese sentido seguí los pasos de mi padre supongo...
- Así es – me dijo la voz- Tu padre te ha creado un trauma Gaston, un trauma que ha dejado que pierdas la casa y a tus seres queridos.
- Ya veo.. ¿y este es el vicio que decís verdad? - pregunte
- Si así es, el primer paso lo has completado, has reconocido tu vicio. El siguiente lo iremos viendo.
- Esta bien- le dije.

Capitulo 3

Después de aquella sesión que me hicieron en la sala moderna, que es como le llamo yo.. Javi me dio un tiempo para que viera las instalaciones de ''El Purgatorio'', y así hice.
Salí de la sala moderna y me dirigí a unas escaleras con forma de caracol, eran demasiadas y me canse mucho, subí y me encontré con diferentes plantas, una era un comedor, otra una sala de juegos a la que tenia muchas ganas de entrar, otra eran las habitaciones y aseos, y al final de dicha sala se encontraba una habitación con estanterías, una mesa de ajedrez, una mesita, donde habían dos pacientes con la bata negra jugando a las cartas y una televisión apagada. Justo al lado de la puerta había un letrero que ponía ''Salida'' y una flecha que señalaba a una puerta, aquella puerta para mi, era la salvación, no había pasado ni un día y ya me quería ir de aquel sitio infernal, corrí con todas mis fuerzas y empuje aquella puerta azul.
Al abrirla me di cuenta de que era una prado grande y verde donde habían todo tipo de fuentes y con bancos de piedra donde muchos pacientes estaban leyendo o charlando como si se conocieran de toda la vida. La verdad es que me sentí algo desplazado todavía no había hablado con ninguno de ellos, así que me acerque a una mujer que estaba sentada en una banco sola.
- Hola – le dije
La mujer me miro extrañada como si no entendiera mi lengua y se giro. Me cabreo mucho aquello, a ver si encima de no saber donde estoy, sin saber nada del mundo exterior, no podría hablar con ninguno de ellos... me iba a volver loco.
Viendo el campo tan verde y las fuentes tan hermosas, me recordó mucho a los campos de Versalles en Francia cuando fui con mis hijos y mi mujer, los niños se divirtieron mucho, corriendo y disfrutando de las vistas, que hermoso día aquel... Mejor sera que me vaya de aquí me trae muy bonitos y tristes recuerdos.

Me fui al comedor a comer algo, tenia muchísima hambre, allí tenían una suculenta comida, la verdad es que nos trataban bien, dentro de lo que cabe, claro..
Aunque tenia mucha hambre tenia un nudo en la garganta y me costaba tragar hasta mi propia saliva, me pasa a menudo cuando estoy nervioso, así que me cogí una manzana y un plato de pasta.
En una mesa estaba una chica de lo mas guapa, la verdad es que me sonaba su cara creo que de la televisión, me parece que era modelo. Me fui a su lado a comerme el plato de pasta, ella me miro con cara de pocos amigos y pensé: ''Otra que no quiera hablar conmigo''.
- Hola – le dije
- Hola, ¿que tal?
- Vaya, pensaba que ibas a pasar de mi.
- ¿Por que tendría que hacer eso? - me dijo con sonrisa angelical
- No se.. aquí la gente es muy rara. ¡ Oye! Eso que te has cogido, ¿que es?
- Un estofado de lo mas bueno.
- Me dejas probarlo, tiene buena pinta.
- Pero ¿que dices? ¿No tienes hay comida? Ademas échate que seguro que queda, YO NO COMPARTO imbécil – me dijo gritando
Todo el mundo se giro extrañado y un psiquiatra se acerco a nosotros, el hombre me dijo que me calmara y que me tomara unas pastillas de color rosa.
-No quiero eso.. ¡¡¡¡ ESTÁIS TODOS LOCOS!!!! que lo sepáis, yo me piro de aquí. - dije gritando.
-Gaston o te tomas esto por las buenas o por las malas, aquí en ''El Purgatorio'' no queremos gritos ni amenazas. - me dijo
Tenia ganas de llorar, de irme y de gritar.. y pensé que con aquellas pastillas me iba a calmar y me irían bien. Así que me las tome.

Me desperté en una habitación, supongo que era en la que iba a dormir todos estos días. Seguro que aquella pastilla era como la que me condujo aquí porque me dolía otra vez la cabeza como aquella mañana.
Mire un calendario que había colgado en la pared, intuí que habían pasado unos días, no tengo noción del tiempo aquí dentro.
Salí de mi habitación y vi a un chico que parecía majo y me acerque hablar con el.
- Hola, te quería hacer una pregunta – le dije
- Buenas tardes, dime, soy todo oídos – me dijo amablemente
- ¿Tu sabes que son esas pastillas que nos dan cuando nos ponemos nerviosos?
- Querrás decir la pastilla que nos trajo aquí ¿no?
- Si, eso mismo.
- Es una pastilla que te duerme hasta x tiempo y creo que me dijeron que se llama ''SweetDreams''
- Vaya.. muchas gracias ¿como te llamas?, pareces de la gente mas maja que he visto por aquí.
- Me llamo Kerim. ¿Y tu?
- Gaston Bankia, un placer.
En ese momento se me acerco una chica psiquiatra.
- Acompáñame Gaston, Javi quiere volver a verte.
- ¿Javi? Ahhhh vale, ''la voz''
- Se llama Javi no ''la voz'' menos cachondeo con tu psiquiatra, este podría salvarte de la abismo que es ahora tu vida. Sígueme por favor.
- Así lo haré.
Llegue de nuevo a la ''sala moderna'' todo estaba como siempre, solo que no baje por aquel tobogán tan gracioso. Me senté en la silla de madera y espere a que Javier me diera señales de vida.
- Hola de nuevo Gaston, ¿que tal tu estancia aquí? - me dijo al fin.
- Hola Javier, mal muy mal, me quiero ir rápido de aquí.
- Ya me han informado que chillaste en medio del comedor con Mimi Encanto.
- ¿Así se llama aquella bruja? Ella empezó todo.
- Tranquilo a ella también le dimos un aviso.
- Bueno, entonces mejor. Aquí la gente es muy rara, no te habla, se giran como si no existieses..
-Ya, la gente no es muy amigable pero seguro que iras conociendo a gente mas maja. Bueno, pero aparte de eso ¿como ha ido?
- Me siento encerrado, y me hacéis andar mucho, todo esto es muy grande.
- Jaja, si la verdad es que ''El Purgatorio'' es bastante grande.
De repente, aquella ventana opaca que ocupaba toda la pared se hizo visible, y en ella habían dos personas mirándome fijamente
- Oye Javi, ¿quienes son esos dos tan tiesos?
- Espera Gaston.
Javier se dirigió a ellos y me dejo de lado.

Capitulo 4

Uno era delgado y pequeño, parecía joven desde mi perspectiva, el de su lado era mas mayor y mas alto, calvo y con una especie de cicatriz en la cara, daba algo de miedo.
- Buenas Señor – se dirigió Javi a uno de ellos
Se supone que el ''señor'' es el alto ya que contesto el.
- Hola Javi, ¿como va todo por aquí?
- Todo bien, se comporta bien conmigo.
- ¿Este hombre es el del despilfarro, no?
El hombre no paraba de mirarme fijamente igual que el joven que le acompañaba, ya que Javier era una simple voz y el ''señor'' no sabia donde mirar.
- Si, ese mismo soy yo – le dije
- Contigo no estaba hablando, así que callase.
- No quiero callarme, estáis hablando de mi.
- Si señor, este es – le dijo Javi para intenta cambiar el ambiente
- Bueno Javier te dejo que tengo que seguir con los siguientes pacientes, calmalo un poco esta algo revoltoso por lo que he visto y por lo que me han comentado.. Un saludo.
- Si señor, hasta luego.
El hombre y el joven se fueron y la ventana se volvió otra vez opaca poco a poco.
- Vaya con este hombre, es el dueño de todo esto ¿no?
- Si así es Gaston, y no le has hablado nada bien, no me ha gustado
- Ya, puede ser pero odio que hablen de mi y mas cuando estoy yo delante. Una cosa, ¿Quien era ese joven que le seguía?
- Un nuevo psiquiatra, a los nuevos se les hace un recorrido por todo el centro y de paso el director se pone al día.
- ¿Como se llama el director de aquí?
- Feliciano. Pero dejemos el tema director y sigamos contigo.
- Te iba decir un cosa, que he tenido estos días en la cabeza.
- Dime Gaston, te escucho.
- ¿Y si nunca me recupero?, ¿nunca saldría de aquí?
- Tenemos dos meses de prueba sino vemos mejora en ti, te dejaremos marchar, y tu vida seguirá siendo igual de patética.
- Vaya, gracias – le dije con ironía
- No Gaston, ¿de verdad piensas que tu vida no da asco, crees que no es patética?, porque si te piensas que no, te equivocas y mucho.
Puse cara triste, porque Javi tenia toda la razón, mi vida era una verdadera mierda. Yo creo que de donde estaba Javi me miro y sabia que me había puesto triste después de aquello, así que siguió con otra cosa.

- ¿Te acuerdas de este proyector que te desplegamos delante de ti el primer día? Veras quería hacértelo la primera sesión, pero empezamos hablando de tu infancia y luego te di un tiempo para que vieras las instalaciones y no te lo pude enseñar.
- Si, me acuerdo, aquí lo veo.
- Muy bien sigue mirando, voy apagar las luces.
Se apagaron las luces y empezaron a salir una serie de fotos de mi mujer y mis hijos en la actualidad.
- ¿Estos son ellos ahora?
- Si, son fotos hechas de ayer, en su nueva vivienda. ¿Como los ves?
- Parecen felices ¿no?
- Si, eso parece. ¿Crees que se acuerdan de ti?
- No lo se Javier, quita esto por favor, me esta haciendo daño.
- No Gaston, quiero que las veas, y te fijes seriamente. ¿Tu quieres formar parte de esta nueva etapa de sus vidas?
- Vaya pregunta Javi pues claro que si.
- Pues compórtate Gaston, te veo desanimado, con ganas de tirar la toalla e irte de aquí y seguir deambulado solitario por las calles de tu ciudad. Si de verdad quieres formar parte de esa familia, de tu familia, hazme caso y sigue los ejercicios que te iré mandando día tras día.
- Pero.. ¿y si me recupero pero mi mujer y mis hijos no me creen o no quieren saber de mi? Estos meses serán en vano.
- ¿Y no lo quieres intentar? Nosotros te ayudaremos y seras diferente. Míralos que felices son, Gaston inténtalo quiero que lo intentes, no te desanimes.
- Tienes razón Javi lo quiero intentar, quiero estar con ellos en casa, como antes.
- Así me gusta, bueno ahora quiero que vayas a tu habitación y descanses pero que también pienses en todo esto y me dices en la siguiente sesión.
- Esta bien.
Me levante de la silla de madera e iba a salir de la ''sala moderna'', pero antes de salir pregunte a Javi unas dos ultimas cosas que tenia en mente y se me habían olvidado.
- ¿Javier? ¿Javi? ¿Sigues ahí? ¿Te has ido ya?
- No Gaston, sigo aquí, ¿tienes alguna duda?
- Si Javi, ¿cuanto llevo aquí? Porque entre las pastilla SD y todo no se cuanto llevo.
- Casi un mes Gaston.
- Eso es mucho.. solo te falta un mes para curarme...
- Seguro que podemos curarte Gaston ya llevo muchos años en esto.
- Una ultima cosa, quiero saber como eres, me gustaría verte y darte un abrazo por todo lo que haces por mi.
- Jajaja, Gaston eres hombre muy curioso. Por mi bien, no me importa que me veas. Espera que baje, un segundo.
- Gracias Gaston, aquí te espero.

Tardo diez minutos en bajar. Abrió la puerta poco a poco. En ese momento sabia que Javier era un hombre mayor. Al ver su cara, no me podía creer quien era. Javier el hombre sabio que me ayudo estas semanas, el que me abrió los ojos, el que se hizo amigo mio, era ni mas ni menos que el hombre que me robo todos mis ahorros el que me engaño como si fuera tonto aquella noche en el bar.
- Si, lo se, soy yo. El dinero no te lo quite nunca sigue en tu cuenta bancaria. Era una prueba para saber realmente si se te podía engañar o el grado de desesperación de tu propio vicio.

No me podía creer todo aquello.
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3 comentarios:

  1. Muy bien, Laura! El final es sorprendente. Tu relato aporta interesantes datos sobre el Purgatorio y fomenta la coherencia del conjunto con las referencias a otros personakes, e incluso la aparición misteriosa del narrador y el director Skinner (Feliciano para los amigos). Recuerda lo que debes hacer para obtener el sobresaliente.

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